Emitida por primera vez en 1979, la Maple Leaf canadiense fue la primera moneda bullion en alcanzar los cuatro nueves de pureza (ley 999,9) en el año 1982, lo que contribuyó a aumentar su fama y prestigio internacional, a la vez que fijaba el estándar de pureza de las monedas de oro bullion sin aleación.
Desde el año 2015 las monedas de una onza incorporan en el reverso una medida de seguridad contra falsificaciones que consiste en un grabado hecho con láser, único para cada pieza, que es registrado en una base de datos con el fin de poder verificar su autenticidad a posteriori.
Como curiosidad, la Royal Canadian Mint acuñó seis ejemplares de 100kg y ley 999,99 en el año 2007, de los cuales uno fue robado en el Museo Bode de Berlín en marzo de 2017 empleando únicamente una escalera, una cuerda y una carretilla. A pesar de que los autores del robo fueron capturados la moneda sigue sin aparecer a día de hoy.